Llegamos a Puerto Iguazú realmente fatigados después del interminable viaje desde Uruguay, pasando por Paraguay y hasta por un trecho de Brasil... muy completito el trayecto hasta alcanzar, de nuevo y esta si por última vez, Argentina; una Argentina desconocida para nosotros hasta el momento, bastante tropical.
De las curiosidades de las fronteras, por no decir de las estupideces que producen, está el tema de que algunas maravillas de la naturaleza, como son las cataratas, están divididas entre dos países, en este caso entre Brasil y Argentina.
Puerto Iguazú es la puerta de entrada a las Cataratas de Iguazú, tanto del lado Argentino como del lado brasilero, aunque estas también suelen visitarse desde la ciudad brasilera de Foz de Iguazú.
Aunque primero visitamos la parte de Brasil pues nos recomendaron hacerlo así para dejar lo más impresionante para el final, que es del lado argentino (lo decimos bajito para que no nos oigan los brasileros), por razones logísiticas nos vamos a saltar el orden cronológico para de una finalizar con Argentina antes de adentrarnos de lleno en un nuevo país y no hacernos tanto cacao.
Después de ubicarnos, darnos una merecida ducha y comer algo planeamos las siguientes jornadas para hacerlo de la mejor forma posible sin dejar de ver el partido de cuartos contra Paraguay, que si no el Ruli se nos moría, je, je,...
Decidimos dejar para el próximo día la visita a la parte de Brasil, al otro día "sufrir" un poquito con el fútbol y aprovechar para relajarnos, darnos un chapuzón en la fría piscina del hostel, leer al solecito,... en fin... la buena vida que no falte. Y al tercer día ir para la parte de las cataratas de Argentina.
La verdad es que tenemos poco que contaros, es para vivirlo y sentirlo, aún así os podemos decir que fue impresionante ver tal cantidad de agua corriendo y cayendo en torrentes desde lo alto sin parar.
Parte de la visita se desarrolla a través de unas pasarelas inferiores que van dando lugar a diversos miradores desde los que ir contemplando el espectáculo desde diferentes perspectivas y ángulos, siempre con un espectacular y deslumbrante arcoiris; otra parte transcurre en pasarelas superiores, a más altura y que te aproximan a los precipicios de las diferentes caídas.
Durante el paseo inferior existe la posibilidad de tomar una lancha que te acerca y, literalmente, te sumerge bajo algunos de los saltos, dándote una refrescante ducha de agua bien fría y en la cual puedes comprobar la fuerza acuática, o sea, que sales caladita hasta los huesos, qué subidón!!!
Trás el chapuzón tuvimos la opción de tomar otra barquita para cruzar a una playa chiquita en la que soleaba, para así poder secarnos, tomar un refrigerio y continuar la visita.
A toda esta maravilla acuática hay que sumarle la de bichitos que vas encontrándote por el camino como las amistosas y coloridas mariposas, los lagartos al sol, algún que otro tucán que sólo puedes ver si tienes buen ojo y los agresivos coatíes cuando hay alimento de por medio, pero eso ya será otra historia...
Al final, pues siempre se deja lo mejor para el final... acabamos contemplando la Garganta del Diablo, el corazón de la maravilla, una explosión de agua interminable, inmensa, gigantesca,... una especie de estrecho embudo que finaliza en una grandiosa cascada en semicírculo en la que ni siquiera puedes ver el fondo, tan sólo el blanco brumoso del agua pulverizada en millones de partículas.
En fin... si alguna vez os habéis preguntado cómo es un paraíso, esto se le parece mucho... VIVA EL AGUA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ!!!
((Este sí que es el orgasmatrón y no el de Woody Allen!!!))
wowowooooOOOoooooo y más wowowooooOOOOoooo!!! las palabras no hacen faltan, las imágenes, letras y sobre todo vuestros rostros, hablan por sí solos!!
ResponderEliminarAyyyy que ganas de mirarlos directamente y ensancharme con su profundidad!!
se os quiereeeee