sábado, 17 de julio de 2010

"VaLpO, PuERtO LeGeNDaRiO"












Partimos de Conce llevándonos en el corazón a dos lindas personas con las que durante nuestro largo viaje hemos compartido tantas experiencias e instantes que nunca podremos olvidar.

Y, después de un largo camino por delante y de muchas emociones encontradas, llegamos a nuestra penúltima parada en Chile, la pintoresca y portuaria ciudad de Valparaíso donde nos reencontraríamos con otro par de compadres viajeros, Milly y Aldo.

Valpo, como es conocida por sus gentes, es la capital legislativa del país, capital de la provincia y de la región del mismo nombre; se encuentra situada en el litoral central del angosto e interminable Chile y su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003.

Es una ciudad con un toque bohemio y con una vigorosa actividad cultural y estudiantil y sus calles más históricas empinadas debido a sus numerosos y coloridos cerros bullen de arte callejero, convertido en graffitis, llamativos murales y mensajes revolucionarios que adornan la ciudad como si de un gigantesco cuadro se tratara.

Caminando por sus callejuelas podías sentirte un poco como si nos hubiésemos trasladado hasta Granada, más por el ambiente que por la estética del lugar. Lo que sí sentimos con algo de pena es la sensación de cierta dejadez que muchas de las partes de la ciudad ostentan, con mucho cableado colgando, basurilla por los rincones y edificios maltratados por el paso del tiempo que se resisten a derrumbarse esperando, estóicamente, una reforma.

Los días que invertimos en recorrer la ciudad junto al mar fueron gustosos, más en tan buena companía, y los dedicamos a pasear sin prisa por su casco histórico, sus cerros, subiendo a sus archiconocidos ascensores, que comunican la parte alta de la ciudad con el centro, que son fuerte referente turístico y que fueron declarados Monumentos Históricos por el Consejo de Monumentos Nacionales, también a comer ricas empanadas chilenas de marisco, camarones, queso, pino (carne),... y a visitar la Casa Museo La Sebastiana, hogar del poeta Pablo Neruda, enclavada en uno de los cerros y desde la cual podías observar una impresionante vista de toda la ciudad, con sus cerros, el puerto y el inmenso mar tan amado por Neruda.
En definitiva, una ciudad para vivirla, no para contarla...

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