miércoles, 28 de abril de 2010

"eL BoLsóN"






































... y ya con nuestro carrito, motorizados... arribamos a un pueblito llamado El Bolsón, conocido por la afluencia masiva de hippies allá por los setenta, que acudieron atraídos por un pueblecito tranquilo acurrucado entre dos cordilleras llenas de senderos con lindos paisajes, más si tenemos en cuenta que ya se metió el otoño y los árboles en una franja de la montaña van tomando una vistosa tonalidad rojiza.

Allá nos acomodamos en un camping, serían nuestros últimos días de campaña pues enseguida nos dimos cuenta de que no podríamos sobrevivir al frío del sur de esa forma, nuestra idea había sido un poco descabellada, sobre todo, teniendo en cuenta que nuestra carpa se humedecía mucho por el rocío de la noche y, al solo tener mosquitera, el viento que nos entraba y que nos entraría más al sur, nos dejaba heladitos, y más al pelao, je, je,... menos mal que nuestros sacos eran de momia, de los que pareces una oruguita porque te cubren todo.
Así que, a la primera ocasión que surgió, que fue muy rápida, revendimos nuestra casita y nos quedamos igual que estábamos.

En El Bolson estuvimos varios días despidiéndonos del hogar menos duradero que hemos tenido jamás y disfrutando de lindos paseos por los alrededores, además del mercado de artesanias, que no era gran cosa si no tenemos en cuenta la rica cervecita artesanal que pudo saborear Raúl, y es que el pueblo es un gran productor de lúpulo del paií, así que abunda la cerveza casera por la zona.

Las excursiones consistieron en visitar el Mirador del Azul, con una gran vista al valle y al río Azul para desde allí ir a la Cabeza del Indio, una roca que supuestamente tiene el perfil de un indio, eso si le echas un poquito de imaginación. Y otro día fuímos al Bosque Tallado, que era un bosque en la montaña que ardió y que escultores de diversos lugares fueron a tallar después del incendio. También fuímos al Lago Puelo, a unos kilometros del pueblito.

En el comping hicímos migas con el hermano del chico que allí trabajaba, que recién había regresado después de vivir 10 años en España y con el emprendimos viaje hacia Esquel, nuestra proxima parada, pero eso ya será otra historia...


miércoles, 21 de abril de 2010

"pOR La pUeRtA gRaNdE a La PaTaGoNiA..."











Largo viaje hasta Bariloche... 20 horitas de bus, para morirse pegadit@s al asiento. Pero la recompensa de adentrarse ya en la Patagonia, y mucho más, es suficiente.

San Carlos de Bariloche, con su arquitectura alpina y su toque patagónico, nace a orillas del Lago Nahuel Huapi en medio del Parque Nacional del mismo nombre, ocupando un emplazamiento privilegiado dentro de la región de los lagos.
Los vertiginosos picos de los cerros Catedral, Nireco y Shaihuenque, entre otros, orlan la ciudad componiendo vistas de postal en todas direcciones.

En este enclave natural ya os podéis hacer una idea de todas las actividades que se pueden realizar, o no, pues dependiendo de las ganas este puede ser un lugar idílico para la vida contemplativa y sabática.

Y por si esto fuera poco Bariloche es la capital argentina del chocolate; qué lindos y bien decorados los escaparates de las chocolaterías, a más de una y uno que conocemos se le habría hecho la boca agua, eh mami!!

Nosotros aterrizamos en el hostel Patanuk (de dueños madrileños) a los pies del lago, con unas vistas majestuosas cada mañana al despertar, la mejor caja tonta posible eran el gran ventanal con vistas al agua,las piedritas, las montañas,... ahí disfrutamos de la primera nevada y bien cerquita, en una playa, de un atardecer con mil colores.

Después de intentar realizar una gestión que fue frustrada, marchamos al Lago Gutiérrez con nuestro súper equipo de campismo, ja, ja,... (y ya sabréis por qué nos reímos). El primer día caímos en un camping pero pronto descubrimos otro más lindo a orillas del lago, así que el cambio fue rápido. Sin saberlo aún, estábamos disfrutando de los últimos, aunque también de los primeros, días de campaña. El clima nos acompañó, a la mañana soleado y a la tarde- noche refrescaba, sólo el último día nos llovió, pero nada insuperable después del triunfo del barsa sobre los merengues que pude disfrutar con Arturo, el amable dueño del camping.

Trás estos días de lectura y mate al sol, paseos, relax,... regresamos a la ciudad, a terminar lo que habíamos empezado y a rentar un carrito para nuestra aventura patagónica fueguina ¡Qué emoción! por fin íbamos a manejar (conducir) después de tantos meses, ¿se nos habría olvidado? pronto lo sabréis... je, je,...

Ah! en Bariloche celebramos nuestros 6 primeros meses de camineros, seguro que no los últimos pues pica, pica,... empiezas y no paras... ¿hasta dónde llegaremos?

BeSoS pAtAgÓNiCoS


"Y... de MeNdoZa... a La PaTaGoNiA"










...y tras tantas emociones tucumanas... llegamos a la gran ciudad de Mendoza, bulliciosa, con amplias y arboladas avenidas y lindas plazas, una de ellas la de España, oeee!!!

La ciudad es famosa por sus bodegas y produción de vino. Está emplazada en pleno desierto aunque no lo parezca por las abundantes acequias que recorren las calles así como por sus abundantes fuentes. Si tuviéramos que destacar algo de Mendoza son sus calles llenas de árboles que en muchos casos forman verdaderos túneles verdes en medio del asfalto.

Mendoza es la base para todas las expediciones que se realizan al Aconcagua, la montaña más alta de América. Es por ello que abundan las tiendas de montaña, y nosotros es eso lo que andábamos buscando, queríamos comprar una tienda de campaña, sacos y demás kit de camping para bajar al sur argentino, economizando un poco, así que... así pasamos la semana santa de tienda en tienda para lograr el mejor precio. También descansamos pues el hostel ofrecía tal posibilidad.
Como tenemos poco que contaros mejor os mostramos alguna foto que os imaginéis la ciudad, ok?
¡Hasta pronto! que ya será desde Patagonia, nuestro próximo destino!!


viernes, 16 de abril de 2010

"TuCuMáN... La TiERRa Qué aCuNó A MeRCedeS SoSa"





¡Querid@s seguidor@s! ¿Cómo va del otro lado del charquito? je, je,...
Nosotros seguimos con la ruta por tierras argentinas, camino al sur... y en esas... de Cafayate nos despedimos, al igual que de Wanda, a la que aprovechamos para saludar, aunque más bien fue un hasta pronto pues la volveremos a ver en Buenos Aires, seguro.

De ahí nos fuímos a Tafí del Valle, una localidad sobre una colina con un aire montañoso fresco pero sin demasiado encanto para nuestro gusto. Allá pasamos poco tiempo pero lo mejor fue que nos alojamos en un pequeño departamento que era un rincón totalmente alpujarreño, así que nos sentimos casi como en casa.
Desde allí Tucumán estaba a tiro de piedra y además el trayecto muy sinuoso fue bastante entretenido con su denso bosque verde subtropical, denominado yunga.

San Miguel de Tucumán es la quinta ciudad más grande del país, es calurosa y ajetreada y además, fue cuna de la independencia argentina. Para quiénes desconozcáis, este municipio vió nacer a Mercedes Sosa, conocida como La Negra Sosa o La Voz de América, una cantora, comprometida y reconocidísima, de músia folklórica argentina y que tristemente falleció el pasado año, pero que recomendamos siempre. Gracias Guakamore por presentármela.

Fue una alegría llegar a la ciudad y ser muy bien recibidos en la terminal de bus por Ale, la amiga que recordaréis hicimos en la ruta del Salar de Uyuni. Como os imagináis es un placer después de tanto viaje y tanta ausencia de personas queridas que alguien te venga a dar la bienvenida. Ella nos llevó a su casa, se salió de su habitación para ofrecérnosla y nos acogió con mucho cariño. Después nos enseñó un poquito de su ciudad y a la noche nos reunimos en su bar, San Telmo Norte, con Kiti (Cristian) nuestro otro amigo tucumano, que a media tarde ya nos encontramos por sorpresa por la calle, imagináos... nos gritó y pensando que estaba trabajando pensamos "quién nos llama, si aquí nadie nos conoce", fue muy curioso y chistoso.
Pues con estos lindos amig@s y muchos más que conocimos allá pasamos unos días muy divertidos y hogareños pues tanto una como otro nos hicieron sentir en familia, os lo agradecemos, de veras y os mandamos muchos saludos.

Uno de los días tuvimos la gran suerte de poder degustar nuestro primer, esperemos que no último, asado argentino, con la gran y simpática familia de Ale; fue delicioso y muy agradable compartir un momento muy familiar, sentimos añoranza de los nuestros pero esos ratos son de lo mejorcito de los viajes. Gracias de nuevo por abrirnos las puertas de sus casas. Además, el papá de Ale nos regaló un juego de cuchillo y tenedor para el asado, que dicho sea nos está viniendo muy bien durante el viaje.
Recorrimos parajes del entorno de la ciudad con nuestra súper guía y también con nuestro "asustaizo" copiloto, je, je,... y para poner la guinda nos despidieron, entre amig@s, con una gran cena, ¡fue estupendo!

La gran sorpresa final fue nuestro fugaz pero fenomenal encuentro con otras viajeras puertollaneras, ¿quiénes? os preguntaréis... Alicia Pozos y su amiga Bea; una alegría Puertollanit@s en Tucumán, je, je,... fue divertido... y de nuevo caritas conocidas, ¡un gustazo! y penilla por cruzarnos, llevar justo la ruta contraria y no poder compartir unos días pero ya os imaginaréis qué extraño vernos a tantos kilómetros de donde solemos coincidir normalmente.

Es lo que tiene viajar... nunca sabes que te deparará la próxima jornada...
Chau, chau!!!

Ah! aprovechamos para saludar a los primos madrileños, Pascual, Mª Mar, las niñas y a la tía Trini, también a nuestra amiga Sheila, gracias por escribidnos y participar activamente en nuestro/vuestro blog, vuestros comentarios nos dan ánimo.
Ya de paso mandamos 1000 besotototes a todas las personas que siguen nuestra aventura, cada una a su manera, os queremos y viajáis con nosotros siempre, familia, amig@s, compañer@s,... gracias a tod@s por estar ahí.


jueves, 15 de abril de 2010

"CaFayaTe, eNtRe ViÑedOs y QuebRadaS"












... y hasta Cafayate llegamos los tres viajer@s después de recorrer un camino de ripio, pedregoso, en bus, deslumbrados por las rocosas montañas de los alrededores y su cambio de tonalidad según iba descendiendo el sol, llegando el atardecer...

Por ahí que pasamos por La Quebrada de las Flechas, un paso entre enormes piedras de filos puntiaguados...

...el vello se nos erizaba de la emoción al contemplar tanta belleza natural...

Cafayate, tierra vinícola, con su Torrontés a la cabeza... uva autóctona argentina y otras muchas, bien ricas, que no es que nos lo contaran sino que hicimos buenas catas, en lindas bodegas, ummm!!! y también acompañamos un sabroso blanco con quesito de cabra y salame de llama, buena mezcla!!

En los alrededores de este pueblo, pudimos hacer una excursión por la Quebrada de Cafayate. Este es un sitio precioso donde los haya, los paisajes, las formaciones rocosas sedimentarias y la variedad de colores que pudimos ver fueron espectaculares. La Quebrada va unida a un rio que serpentea de un lado a otro y que le da un toque verde al paisaje entre colores de muy distinta tonalidad, rojizos, ocres, verdes, amarillos y un sinfín de pinceladas dignas de un cuadro del pintor holandes Vangoh.

El Norte en definitiva nos enamoró!!! Volveremos!!! sin duda...


miércoles, 14 de abril de 2010

martes, 6 de abril de 2010

"...eL VaLLe de LoS CaLChaQuíEs"







¡Hola a tod@s de nuevo! Aquí seguimos, contándoos nuestras experiencias viajeras... De Salta dimos el salto a los hermosos pueblitos del Valle de los Calchaquíes.
La ruta hasta allí no fue del todo sencilla pues la noche anterior llovió en Salta lo que tenía que haber caido en un mes, así que por tramos la carretera era, literalmente, un río.
La vista que se nos ofrecía era, según avanzábamos, cambiante pero sin duda espectacular. Pasamos de una vegetación no muy abundante a otra bien frondosa, de ahí a los altos cerros más pelados, hasta llegar al Parque Natural de los Cardones, kilómetros y kilómetros de terreno invadido por unos majestuosos cáctus de gran tamaño y presencia.

Y así, omnubilados por el paisaje, llegamos a Cachi, nuestra primera parada en el Valle de los Calchaquíes, pueblito encantador, lleno de casitas blancas, una bella plazita con mesitas al sol en las que podías seguir degustando las ricas y típicas empanadas argentinas (que probamos por primera vez en Salta), lindas puertas, algunas esquineras,... y rodeado de montañas, entre ellas El Nevado de Cachi. La verdad, un sitio perfecto para el relajo y el disfrute de todos los sentidos...
Uno de los días dimos un paseito en bici hasta Cachi Adentro, otro pueblo más chiquito y perdido... y no veas luego el dolor de culo y patas después de tanto tiempo sin andar en dos ruedas.

La siguiente parada fue Molinos, su nombre se debe a los molinos de piedra que había en otro tiempo. Este lugar es aún más tranquilo que Cachi y menos preparado para el turismo pero pudimos disfrutar de su pequeño pero bien cuidado Centro de Interpretación y de sus callecitas con más puertas esquineras, algo que nos siguió llamando la atención; su objetivo según nos contaron era el de, al abrir las dos puertas, tener más perspectiva de la calle, una buena idea para los mirones, ja, ja,...
Uno de los días subimos al Cerro Overo, como las cabras por mitad del monte, hasta que descubrimos el sendero, je, je,... y desde allí pudimos contemplar una gran vista del pueblo, los alrededores y el inmenso valle.

En Molinos tuvimos la oportunidad de conocer a Wanda, una chica del sur de Argentina que vive en Buenos Aires desde chiquita. Con ella emprendimos nuestra pequeña aventura frustada de hacer dedo, puesto que entre estos pueblos la comunicación es casi nula o muy cara, pero después de varias horas de espera conseguimos un remis (taxi) bastante más barato, hasta Angastaco, desde donde tomamos un bus hacia Cafayate, tierra de buenos vinos... pero eso ya será otra historia...


...eNtRe bOLudOs: "SaLta La LiNdA"
















...y con el cuerpo aún destemplado, aunque bien colmado por los ricos frutos del mar degustados y animado por la buena despedida que nos ofrecieron Chris y Esther, que como en las películas apearon el carro dentro de la terminal de bus por si nos quedábamos en tierra por la hora ya casi justa, marchamos en largo viaje hacia nuestro nuevo destino, Argentina, y más concretamente, la ciudad de Salta, conocida popularmente como "la linda".

El paisaje que ofrece el camino es inigualable, sobre todo cuando te vas acercando a la pequeña población de Purmamarca, asentada bajo el Cerro de los 7 Colores, una espectacular formación rocosa que ofrece una gama de colores de fantasía, ocres, rojizos, verdes,...

Nuestra intención era explorar esa zona, incluyendo JuJuy y la Quebrada de Humahuaca pero nuestros planes se aceleraron por informaciones erróneas y decidimos dejarlo para otra acasión, así siempre nos quedará una excusa para regresar por estas tierras... ja, ja,...

Así que... por fin llegamos a Salta, agotados por las interminables horas de bus. Y de pronto, ahí, nos damos cuenta... ¡con la prisa y el desconcierto de la alerta de tsunami olvidamos el CD de fotos de Bolivia en la computadora del hostal de Iquique! ¡Qué faena! ...y ahora... ¿qué hacemos?

De ahí viene que no tuviéramos mucha variedad de fotos para el resumen del país y de que tuviéramos que agradecer a Esther que nos enviara, a su buen criterio, algunas para la entrada de Potosí y la del Salar. Ella nos salvó de que pudiéramos compartir con ustedes.

Otra buena noticia es que ya recuperamos nuestra alegría, la música, o más bien el aparato para escucharla pues lo compramos en una de las zonas francas que tiene Chile, lo único que ahora hay que rellenarlo y... en eso estamos, poco a poco...

Salta se asienta en una cuenca rodeada de picos verdes y, aunque es una ciudad relativamente grande, aún guarda el encanto y el ritmo de un lugar pequeño y preserva cierta arquitectura colonial, escasa en el resto del país.

Durante nuestra estancia allí nos dedicamos a pasear por sus calles y sus numerosas plazas y parques, también a recorrer sus mercados artesanales, a descansar, charlar y planificar nuestros siguientes pasos.

A la noche, la calle Valcarce se convierte en peatonal y de ella emerge el bullicio y el gentío de sus populares peñas, locales en los que se ofrecen ricos y grasos asados, típicas empanadas argentinas, buen vino y música y baile folclórico y tradicional en vivo. Una gozada disfrutar de los gauchos tan elegantes bailando con ellas, todo hay que decirlo, más discretitas para nuestro gusto y de las voces de algunos cantantes que te transportaban a otra época, ¡pena no haber llevado la cámara! quedará en nuestro corazón...

En fin... días tranquilos... de darle a la pata y al ojo, de hacer día a día cotidiano, de vivir no más...

Ah! las fotillos que os mostramos son casi todas, exceptuando la de la Catedral de la ciudad, de la llegada y la salida de Salta, y el cerro de colores no es el que os contábamos pero sí similar, imagináos!!!


jueves, 1 de abril de 2010

"IQuiQuE pARa Lo BuENo y pARa Lo MaLo"












Trás unos días de árido desierto... marchamos, aún con la incertidumbre por nuestros amigos Caro y Turri, hacia la costa chilena, donde nos encontraríamos con una cara familiar, el primo de Mara, Antoñito.

Iquique, es uno de los principales balnearios (playas para nosotros) de Chile pues como imagináis conforme se desciende hacia el sur el agua se convierte en cubitos de hielo y hasta en glaciares, je, je, je... Aún así el agua se sentía bien fresquita, para algunas personas que yo conozco insufrible, ja, ja,...

La principal razón de nuestra llegada a esta ciudad fue la del reencuentro con Antonio; hacía meses que valorábamos la posibilidad de vernos pero en la lejanía temporal y espacial parecía algo casi imposible. Él tenía planeado el viaje para visitar a Esther la amiga madrileña de la que os hablamos anteriormente y que actualmente convive con Chris, su pareja, de suiza.

Los instantes anteriores y el momento del encuentro fueron muy emocionantes, ayyy... mi primillo!! Quién nos iba a decir a los dos que algún día nos veríamos en Chile y disfrutando de la playita y el sol, un gustazo!! y más teniendo en cuenta que llevamos meses sin ver caritas conocidas y hace ilusión la verdad!! Verle me cargó de energía y ánimo, y es que eres tan lindo y cariñoso Antonio, aprovecho y te mando saludos y muchos besos guapetón!!

Pasamos unos días de toalla, sombrilla y buena compañía, Esther y Chris nos acogieron y nos hicieron sentir como amigos de hace mucho tiempo y con ellos disfrutamos durante nuestra estancia allí. Además, recibimos la estupendísima noticia de que nuestra avanzadilla guevona, je, je,... estaba en perfecto estado!! qué asado chileno nos vamos a comer en Concepción para celebrarlo con ellos y a su salud!!

Nuestra idea era viajar de nuevo hacia San Pedro de Atacama para acompañar a Esther y a Antonio pero por diversas circunstancias no pudo ser, así que nos quedamos tres días más aprovechando nuestros últimos coletazos playeros por mucho tiempo.

El último día, cuando ya teníamos nuestras mochilas preparadas en la recepción del hostal, pues nuestro bus salía a la noche, recibimos el mayor susto de nuestras vidas hasta el momento, se nos venía encima una ola gigante o tsunami, provocado por tres temblores ocurridos más al sur. La alerta provocó en nosotros momentos de dudas, miedo y nerviosismo pues teníamos que iniciar la carrera hacia los cerros a la espalda de la ciudad, sólo con lo imprescindible.
Fueron momentos de alta tensión y preocupación, te sientes desconcertado, impotente, vulnerable y te ves tan pequeñito... frente a la fuerza de la naturaleza.
En nuestra carrera coincidimos con el resto de personas que huían en la misma dirección, grupos de colegiales, trabajadores, madres con bebitos,... qué panorama!! aunque aún quedaba el rezagado, el que no se había enterado o al que le daba lo mismo 8 que 80.

Al instante de comenzar a caminar, nuestra mayor preocupación, aparte de la de ponernos a refugio, era la de comunicarnos con Esther que ya había regresado del viaje. Pensábamos que quizá viviendo a pocos metros del mar, en un piso 16, no habría sentido la alarma popular, al carecer Iquique de sistema de alerta auditivo. Por más que intentamos comunicarnos con ella por diversos medios no había manera, la red telefónica estaba bloqueada.

Comprobamos que aún rodeados de gente, te puedes llegar a sentir muy sólo. Pero llegados a un punto, encontramos compañía y buen consejo de la mano de unas familias que nos alertaron del posible peligro de subir al cerro por desprendimiento de tierras en caso de temblor, su experiencia así lo decía pues años atrás murió gente de esta forma.
Así que allí nos quedamos, compartiendo las transmisiones de radio con las últimas noticias y no dejando de mirar impacientes al mar. Lo bueno de todo, ya que siempre hay algo bueno es que coincidimos con una señora con muy buen sentido del humor, algo admirable en esas circunstancias, que nos hizo mucho más sencilla la tensa espera, imagináos la escena de ella diciendo que se había olvidado el traje de baño y que su marido pasaba del tsunami y se había quedado en casa friendo pescado para almorzar, de chiste!!
Pasadas varias horas la alerta remitió y poco a poco la gente fue desapareciendo de las calles, por fin podemos contarlo pues lo mejor de todito todo es que no sucedió nada de nada.
Nos respetó la pachamama!!!
Al fin pudimos reunirnos con Esther en su casa y contemplar con ella la extraña tranquilidad del mar, después de dos días de marejada, y a la noche, antes de viajar nos dimos un festín de pescadito con ella y Chris en un restaurante español.
¡¡Qué viva la Mancha sin tsunamis!!!