domingo, 30 de mayo de 2010

"de eScALoFRíO..."







...y con pena por tener que dejar esta tierra tan de fuego y hielo... partimos de nuevo a desandar el camino andado y después de casi 10 horitas de mucha carretera y, de nuevo, fronteras chileno- argentinas, manejando entre los dos por esas rectas interminables de nunca acabar... llegamos a El Calafate bien entrada la noche, así que sólo tuvimos tiempo de buscar otro de los cientos de hogares temporales que estamos teniendo, de cenar y acomodarnos para descansar; al día siguiente ya veríamos cuál sería el plan... y ya ves que si lo vimos claro... me entró no se qué en el estómago y me tiré todo el día en la camita dando paseitos al baño con la vomitera, je, je,... pero no fue nada grave y, al día siguiente ya estaba lista para ver el archiconocido glaciar Perito Moreno.

El Perito Moreno es la atracción principal del Parque Nacional Los Glaciares, ya que es uno de los campos de hielo más dinámicos y de fácil acceso del planeta. Para que os hagáis una idea mide, aproximadamente, 30 km. de largo, 5 km. de ancho y 60 m. de alto pero lo que lo hace más excepcional es su avance continuo de más 2 m. diarios (casi todos los glaciares del mundo están retrocediendo), es por eso que gigantescas masas de hielo del tamaño de edificios se separan brusca y ruidosamente de su cara creando un espectáculo emocionante y colosal, una verdadera explosión de hielo y agua, también debida a que el hielo en su parte inferior se derrite y no puede soportar el peso. Ser testigo, como nosotros fuímos, de este cataclismo natural es algo imposible de olvidar.

El glaciar se divisa desde la península de Magallanes, a través de diferentes pasarelas bien situadas, tan cerca como para poder disfrutar de preciosas vistas y tan lejos como para estar seguro, ya que en tiempos pasados sucedieron diversos accidentes por las enormes astillas de hielo que saltaban con los desprendimientos y que caían al canal de Los Témpanos.

La experiencia de escuchar y ver una naturaleza tan viva fue algo excepcional, ver tanto hielo, con sus diferentes tonalidades de blanco, azul y hasta marrón, por el barro incrustado, no se puede describir fácilmente con palabras... el único inconveniente fue que la climatología no nos acompañó, no paró de llover y claro, con el cielo tan cubierto y tantísima agua cayendo... nunca puede ser lo mismo que con un sol radiante iluminando la grandeza del glaciar, aún así, mereció mucho, muchísimo, el llevar empapados casi hasta los calzones, je, je, je,...

...otra impresionante vivencia viajera que nos llevaremos a la tumba con todos nuestros recuerdos inolvidables...



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