Aquí continuamos contandoos nuestras aventurillas viajeras...
Desde La Paz marchamos a Cochabamba, una ciudad de la que os podemos contar poco pues fue más bien lugar medio de paso y mejor hubiese sido ni pasar por ella pues allí nos robaron nuestra mayor compañía y alegría, nuestra música, de todas formas tranquilos, no fue un robo violento, alguien lo hizo sin darnos cuenta y no lo echamos de menos hasta nuestro siguiente destino.
Decidimos después de Cochabamba, visitar la ciudad boliviana llamada Sucre donde pasamos unos días disfrutando del carnaval, aunque siendo sinceros hay que contar que mucho mucho no lo disfrutamos porque su manera de divertirse es tirándose agua durante todo el día, bien con globos (podéis ver l@s vendedor@s en las fotos), bien con pistolones, que ya desearía el Ejèrcito Boliviano, ja, ja,..., mangueras, cubos,... y claro, saliamos por la mañana y nada más pisar la calle ya estabamos empapados, ¡menos mal que soleaba! Es por esto que os contamos que aunque se pasa un rato divertido haciendo guerrilas con la gente que te encuentras por la calle, eso si no te golpean fuerte con un globazo en un ojo, je, je, je,..., al final resulta un poco pesado, además la cámara de fotos ni sacarla pues ni te la respetan. También hay que resaltar las bandas callejeras que pululan durante todo el día haciendo sonar sus trompetas y bombos, unas mejores que otros pero todos con gran entusiasmo y alegría y más claro, con las borracheras que se agarran por estas tierras, es tremendo cómo se ponen, mujeres y hombres.
Sucre es una ciudad colonial, declarada en 1991 Patrimonio Cultural de la Humanidad y para muchos es la ciudad más bonita del país. Es conocida como "la ciudad blanca de las américas" y, en ella, se encuentra la Corte Suprema de la Nación, algo que da muestra de la importancia de esta ciudad, ya que esta Corte normalmente se encuentra en la capital del país. Esto puede deberse a que en otro momento histórico la capital de Bolivia fue Sucre.
Allí pasamos unos días un tanto meditativos pues la buena vibra que esperábamos en Bolivia no acababa de fluir por diversas historietas que nos iban sucediendo, aún así no desistimos de continuar por estas tierras nuestro camino durante unos días más.
En fin, Bolivia es otro mundo y sus gentes, aún habiendo de todo, son bastante peculiares.